La mujer más vieja del mundo
vende paz, espera de pie en lo oscuro,
a que vayas a su encuentro para curarte la herida,
para despejar tus dudas, para enterrarte en caricias,
para esconderte en sus manos, para que te amparen frías.
Recibiendo golpes, y no sólo de la vida.
Como hojas en otoño se iban cayendo sus días.
¿Qué harás cuando el tiempo devore todas tus horas?
Quizás te cubra la nieve, quizás envejezcas sóla.
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