Formidable animación de las pinturas psicodélicas de Adam Scott Miller (ASMocean) nos invita a un trance psiconáutico en un espejo líquido de visiones que se abre revelando los píxeles del diseño cósmico
Adam Scott Miller (ASMocean) es uno de los más destacados pintores psicodélicos de la nueva generación heredera de Alex Grey y Robert Venosa. En este video de 11:11 minutos se puede ver su obra condensada en un flujo visual que es, en su interacción con nuestras neuronas espejo, una sutancia psicoactiva en sí. Cintilante psicodelicatessen que avanza por el bosque de axones y dendritas, una nararativa “mítica y numinosa” que se coloca en la frontera liminal de la conciencia en donde brota el tercer ojo líquido de imágenes-reflejos de la totalidad implicada.
Un animación que se construye como una alucinación fractal, donde cada tejido y textura de pintura contiene un reducto interior, fuente mandálica y mandelbrótica de nuevas visiones psicodélicas (la mujer que en su mano tiene un ojo y en el ojo tiene un jaguar que en las manchas de su piel tiene una selva con una mujer soñando con el corazón del cielo…).
Explosiones de kundalini que llevan al hombre de meditar en el mar al cosmos –con estrellas chákricas– elevándose como Shiva por los vórtices de la galaxia hacia la llama azul de Sirio.
Los infaltables paisajes holotrópicos de la ayahuasca, enramadas tribales de joyas, vientres caleidoscópicos de Gaia, serpientes genéticas pulsantes en el río de la muerte. O las dimensiones hiperespaciales del DMT, donde la fisión del átomo es la explosión de luz fractal, el templo del crisántemo, el elfo pitagórico, Topus Uranus a través de túneles de realidad tranceleste, la vulva del código divino que se abre como el loto de los mil pétalos (sahasrara interdimensional). Y los ciberespacios de la Matrix, los secreensavers del demiurgo, el agua cristalina en la que se baña el Hacedor de Estrellas/Proyector de Hologramas. Siempre una insinuación o seducción a rasgar el velo de Maia, del mundo de las formas hacia la unidad prístina que subyace el mundo fenoménico.
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