- Quiero saber dónde debo ir. No quiero estar sin poder crecer. Aprendiendo las lecciones para ser. -

16 enero, 2014

Al cabo de las tierras y los días de horarios y partidas y llegadas y aeropuertos comidos por la niebla enfermo de países y kilómetros y rápidos hoteles compartidos. Luego de esperas prisas y rostros y paisajes diferentes y seres encandilados por el olvido o abiertamente besados por la vida. Después de aquella amada y esa otra apenas entrevista mujeres atrapadas por mi soledad y ahogadas por las bellas catástrofes. Luego de la violencia y el deseo de comenzarlo todo nuevamente y los errores y los malentendidos cotidianos y los hábitos torrenciales del trópico y noches acariciadas por el alcohol y tabaco fumado con tanta incertidumbre. Al cabo de un nombre que no me atrevo a decir y de alguien que yo llamaba Irene de cierta voz cierta manera de clavar los ojos. Al cabo de mi fé en el  entendimiento de los hombres y en el corazón de ciudades y pueblos que nunca sabrán de mí. Luego de tanta tentativa de huirme o enfrentarme y comprender que estoy solo pero no estoy solo. Al cabo de amores corroídos y límites violados y de la certidumbre de que toda la vida no es más que los escombros de otra que debió haber sido. Al cabo del hachazo irreparable del tiempo sólo puedo blandir estas palabras esta obstinación de años y distancias que se llama poesía. 

Mario Trejo



Hablaré de aquella cuyas piernas se asemejan a un gesto.
la que se arroja desde lo alto de sus ojos
desde lo oscuro de su cuerpo
la que me quiere con delirios
con escándalos y silencios
la que tiene palabras para los otros
y una sonrisa para nuestro secreto
la que dispone de un minuto para el mediodía
de su vida para siempre
de mi amor para la eternidad
ella que tiene la debilidad de esperarme
y la manía de quererme
tú donde el error se hace acierto o belleza
tú que tienes la delicadeza de existir.
 
Mario Trejo

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