Pensar ni consuela ni hace feliz
Pensar te arrastra lánguidamente como una perversión, pensar se repite con aplicación sobre un teatro; pensar te echa de golpe fuera del cubilete de los dados. Y cuando el azar, el teatro y la perversión entran en resonancia, cuando el azar genera que entre los tres haya esta resonancia, entonces el pensamiento es un trance y entonces vale la pena pensar.
Michel Foucault
No hay comentarios:
Publicar un comentario