No vas a llorar conmigo,
ni elevarte a las alturas,
no soy tu media naranja,
eres fruta entera y madura,
eres la duda que quema,
olor a tierra mojada
tras la lluvia que trajo el verano
en el que ardió mi atalaya.
No quieres mi luz ni mi consuelo,
eres la herida encarnada.
Hija de Artemisa y de Lilith,
quizá regreses al alba.
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