"Una vez cumplidas todas las maniobras de la indignidad, me encargué de manipular las cenizas de aquella historia para que parecieran restos de un gran amor. Inventé un tiempo de plenitud que nunca existió. Me obligué a suponer que me amaba pero se resistía a admitirlo, en virtud de vaya a saber qué jarabes psicológicos. Puse en plural sensaciones que fueron solamente mías."
Las crónicas del Ángel Gris, Alejandro Dolina.
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