–He pensado que tú y yo podríamos ir a algún sitio juntos uno de estos días, hoy, ahora mismo. Ven conmigo Jana.
–No, creo que no va hacer posible.
–¿Por qué no?
–Porque si decidiéramos irnos algún lugar juntos me da miedo que un día… hoy no, quizás mañana tampoco, pero un día de repente puede que empiece a llorar y llorar y llore tanto que nada ni nadie pueda pararme y que las lágrimas llenen la habitación y que me falte el aire y que te arrastre conmigo y que nos ahoguemos los dos.
–Aprenderé a nadar, Jana. Te lo juro, Aprenderé a nadar.
La vida secreta de las palabras.
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